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ODS - Lado humano de Revolución Digital

El lado Humano de la Revolución Digital

Nunca hemos tenido unos objetivos tan claros ni hemos contado con la tecnología necesaria para lograrlos como ahora sucede. En este momento, Humanos aumentados por Máquinas y guiados por Datos podemos alcanzar casi cualquier Ideal, ¿o no?

En este post quiero arrancar una reflexión sobre si la tecnología nos acerca a un mundo mejor o nos aleja de él. En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, ¿porqué no somos capaces de avanzar más en ello?. ¿Qué papel juega la tecnología y qué papel jugamos nosotros? Es el lado Humano de la Revolución Digital.

Humanos, Máquinas Datos e Ideales (HMDI)

Para empezar me gustaría introducir el acrónimo HMDI (Humanos, Máquinas, Datos e Ideales). Un acrónimo que empleo en «El Fin de la INERCIA» para describir las fuerzas que determinan el cambio que está sucediendo. HMDI representa la combinación y colaboración de Humanos y Máquinas empleando Datos para lograr un objetivo, visión o Ideal final. En HMDI:

  • Interpreto Humanos como agentes cuyos intereses y valores han cambiado de forma radical en las últimas décadas. Como consumidores, ciudadanos, usuarios y empleados que valoran las experiencias de una forma diferente y, muchas veces, por encima de los productos o servicios que proporcionan esas experiencias. Estos humanos, nosotros, aspiramos a un mundo mejor, somos los protagonistas del cambio y, aunque a veces dudemos de ello, determinamos la dirección de este cambio.
  • En Máquinas podemos hablar de todas aquellas tecnologías de enorme poder transformador. Podemos hablar de 3D Printing que nos permitirá “imprimir” productos en lugar de moverlos; de drones que nos permitirán transportar personas y mercancías; de Blockchain que traerá confianza en el futuro de Internet; etc. Pero también contamos con tecnología suficiente para generar energía de la tierra, del mar y del aire o incluso de los mismos vehículos que la emplean. También tecnología para extraer agua potable del subsuelo, de la lluvia, del mar e, incluso, del aire. Nuestras máquinas son cada día más poderosas y eficientes. Estas máquinas aumentan nuestras capacidades cada día más.
  • Por Datos, hago una interpretación amplia incorporando en ellos las tecnologías que habilitan su procesamiento para la toma de decisiones, ya sea manual o automática. Desde los sensores (que por ejemplo permiten a un vehículo captar lo que sucede a su alrededor) a la Inteligencia Artificial (que en el mismo ejemplo dirige sus movimientos convirtiéndolo en autónomo). Inteligencia Artificial y, sobre todo, Machine Learning toman un papel protagonista.
  • Pero disponer de todas estas capacidades sin una visión o un Ideal es estéril. Necesitamos objetivos, visiones e ideales que determinen la dirección de nuestras acciones tanto individuales como colectivas.

HUMANOS aumentados a través de la tecnología (MÁQUINAS), guiados por los DATOS nos deberían permitir lograr casi cualquier IDEAL. Por eso creo que HMDI (Humanos, Máquinas, Datos e Ideales) es la clave que explica el apasionante momento que estamos viviendo.

El Ideal de un mundo mejor (la «I» de HMDI)

Entiendo los Ideales como las aspiraciones humanas tanto individuales como colectivas. Al hablar de colectivos podemos pensar en familias, pueblos, ciudades, países, etc. pero también podemos pensar en organizaciones o empresas. En una organización su Ideal es su visión a largo plazo y se traduce en unos objetivos a corto plazo que deben acercarle a esa visión.

Pensando en empresas, en el post “KODAK VS FUJIFILM: Transformación Digital centrada en capacidades” del año pasado ejemplificaba la importancia de contar con una visión y aprovechar las capacidades para transformarse.

Por eso en este post quiero acordarme de los Ideales que nos unen. Cuando escribo este post, 17 de Octubre de 2021, es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y las noticias nos recuerdan que contamos con 283 millones de pobres en el mundo.

Entonces:

  • ¿Alguien no quiere acabar con la pobreza extrema?
  • ¿Quién no está de acuerdo en luchar contra la desigualdad y la injusticia?
  • ¿Alguien en solucionar el problema del cambio climático?
  • ¿Quién no quiere acabar definitivamente con el COVID-19?
ODS: El lado humano de la Revolución Digital
Ideales: Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU parten de los principales problemas con el objetivo de cambiar el mundo para mejorarlo.

Pese a lo claro que son estos objetivos, los datos nos demuestran que no estamos avanzando en ellos a la velocidad que deberíamos. También los datos nos permiten predecir las graves consecuencias de no conseguirlos y simular diferentes escenarios.

Las explicaciones son muchas pero ninguna es que no dispongamos la tecnología adecuada para lograrlos. Somos Humanos aumentados por la tecnología, la cooperación entre Humanos y Máquinas es indudable y eso hace que sea posible lograr objetivos antes imposibles.

El factor Humano (la «H» de HMDI)

Humanos, Máquinas, Datos e Ideales (HMDI) son las fuerzas que convergen y determinan el impacto de la Revolución Digital. Una Revolución Digital que puede llevarnos a un mundo mejor. Los humanos están omnipresentes, no solo en la H (de Humanos) sino que son quienes crean la tecnología (Máquinas), determinan el uso de los Datos (D) y fijan los Ideales (I).

La tendencia entre los tecnólogos es olvidarnos de las personas, de los humanos que impulsan y emplean la tecnología. Es razonable, las máquinas son más predecibles y simples que los humanos, pero la realidad es que sin considerar el factor humano todo carece de sentido.

A continuación mostraré un ejemplo reciente.

El ejemplo de las APPs del COVID-19

Desde Marzo de 2020, si un objetivo hemos tenido claro claro, este ha sido vencer al COVID-19.

Testeo, trazabilidad de los contactos y confinamiento selectivo parecían las herramientas necesarias para lograr lo que se llamaba “doblegar la curva” y la tecnología parecía una herramienta que podía ayudar.

En todos los países se lanzaron iniciativas tecnológicas para trazar la evolución de la pandemia y tratar de tomar las medidas más adecuadas en una situación de extrema incertidumbre. En España, por ejemplo, administraciones, empresas de telefonía y operadores de movilidad colaboraron para realizar estos análisis. En Estados Unidos, startups tecnológicas como, por ejemplo, Foursquare o Cuebiq colaboraron en California y Denver respectivamente.

El seguimiento de los movimientos individuales a partir de las redes de telefonía permitía entender el grado de cumplimiento de las medidas de confinamiento dictadas, ofrecer datos comparables a nivel mundial, entender el efecto de las diferentes decisiones y proporcionaba un indicativo del estado de cada economía. Esto no era algo nuevo; por ejemplo, en 2019 el Instituto Nacional de Estadística de España compró a las compañías de telecomunicaciones datos agregados para analizar los patrones de movilidad de los ciudadanos.

En ese momento, parecía razonable emplear nuestros móviles para identificar el grado de exposición al virus de cada uno de nosotros y emplearlo como mecanismo efectivo de control de la pandemia. Pese a la polémica respecto a la privacidad de los datos, se disparó el interés de las administraciones por las aplicaciones de seguimiento de contactos como RadarCOVID en España.

El lado humano de la revolución digital
RadarCOVID: app de trazabilidad

Y su fracaso por el factor humano

Estas aplicaciones debían permitir seguir a los ciudadanos, al propio virus y notificar a cada uno nuestro nivel de exposición. Pero su grado de uso no fue el esperado debido en primer lugar a la desconfianza de los ciudadanos respecto al uso de esos datos y después a la descoordinación entre administraciones que abordaban el problema como algo local en lugar del reto global al que nos enfrentábamos. 

De esta forma tenemos casos como Singapur en los cuales la aplicación se convirtió en una pieza clave en el éxito de su estrategia para “doblegar la curva”, y otros en los que tuvo un rol anecdótico.

En Singapur, en diciembre de 2020, el 80% de los habitantes eran usuarios de TraceTogether, su aplicación contra COVID-19. Mientras tanto, más del 70% de los estadounidenses declaraba su reticencia a ceder sus datos personales a este tipo aplicaciones y en España el reto se abordaba de forma individual por cada Comunidad Autónoma.

La desconfianza de los individuos en la administración se vio confirmada cuando, en enero de 2021, TogetherTrace, la aplicación de Singapur, cambió su política de privacidad para permitir a la policía el uso de los datos en investigaciones criminales.

Pese al fracaso, en la mayor parte de regiones, de estas Apps, la tecnología no era el problema. Los ideales estaban claros y los datos nos dirigían en la dirección correcta. Sin embargo, fue imposible, ¿qué falló?

Lo sucedido muestra cómo la tecnología es incapaz de aportar valor sin humanos que confíen en ella pese a contar con un objetivo claro y fundamental. Sin tener en cuenta el factor Humano de HMDI, Máquinas y Datos muestran tener poco valor pese a contar con un Ideal.

En el futuro, añadir a estas soluciones tecnologías que permitan incrementar la confianza y la seguridad puede ser un factor decisivo de aceptación.

Un espacio para el optimismo

Actualmente contamos con tecnologías impensables hace un tiempo, tecnologías que nos permiten acercarnos a casi cualquier Ideal. También contamos con datos en tiempo real que nos permiten entender lo que sucede, predecir lo que sucederá o simular lo que puede suceder en función de nuestras acciones. Partimos de unos Ideales basados en el conocimiento de los principales problemas del mundo.

Aunque la colaboración entre Humanos y Máquinas debería ayudarnos a acercarnos a su cumplimiento, la realidad es que seguimos lejos. Lograr estos objetivos requiere la cooperación entre humanos, no solo humanos y máquinas. Se precisa la cooperación entre gobiernos, empresas, organizaciones internacionales, líderes mundiales e individuos.

Pese a lo que podíamos pensar, parece que la cooperación entre humanos es más complicada que entre humanos y máquinas.

Cuando estamos siendo bombardeados por anuncios de un futuro distópico que culpabiliza la tecnología como origen de todos los males sociales debemos pensar si esto no es una excusa para justificarnos a nosotros mismos. Para alejarnos de nuestra responsabilidad y de la incomodidad de tener que tomar decisiones.

En cualquier caso, podemos ser optimistas porque tenemos una oportunidad de acercarnos al cumplimiento de nuestros ideales más profundos. No se trata una utopía siempre irrealizable, sino de un paso adelante hacia un mundo cada día mejor.

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

Eduardo Galeano

Cada paso en el camino nos acerca a la protopía, la utopía realizable.

Referencias

A continuación, las referencias empleadas en este post:

También puedes encontrar más información sobre cómo la tecnología y los humanos están redefiniendo las empresas y la sociedad en “El fin de la INERCIA”, un ensayo divulgativo sobre la tecnología y su impacto.

El fin de la INERCIA
El Fin de la INERCIA

Wolfmother

Si habéis llegado has aquí, gracias.

Os dejo con los australianos Wolfmother que nos llevarán a su propia «Dimension».

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